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El cuerpo humano está compuesto materialmente de átomos y moléculas; y anatómicamente de células, tejidos, órganos, aparatos y sistemas.
Estos componentes se originan de dos células que aportan cada una 23 ADN cromosomas, una célula gonadal femenina (óvulos) y una célula gonadal masculina (espermatozoides).
Al unirse en la fecundación forman 23 pares de cromosomas o ADN, a partir de donde se multiplican, crecen, y se desarrollan hasta adquirir la forma adulta. Físicamente generan y captan ondas electromagnéticas, convirtiendo al cuerpo en un productor y consumidor de energía, razón por la cual el flujo e intercambio de energía es esencial para la vida.
La proporción de los átomos constitutivos del cuerpo humano es:
Oxigeno (O) 65%
Carbono (C) 18%
Hidrogeno (H) 10%
Nitrógeno (N) 3% = 96%
Calcio (Ca) 1,5%
Fósforo (P) 1% = 98,5%
Además de sodio, potasio, magnesio y otros átomos biogenos pero en proporciones menores.
El ADN humano sano trae una carga genética donde apenas el 2,5% es usado para la información de la herencia (genotipo y fenotipo) y el 97,5% de la concentración genética es utilizada para la mutación de adaptación constante al medio ambiente interno y externo. Un cuerpo humano sano funciona de forma armónica y constante.
Su individualidad es dada por su ADN y mantenida por su sistema inmune (sistema de defensas), cuyo órgano rector es el timo. Funciona intercambiando continua y constantemente gases a través de su aparato respiratorio absorbiendo nutrientes en el sistema digestivo, previa digestión de los alimentos. Estos nutrientes son transformados en energía, hormonas, coenzimas, neurotransmisores, sensores de intercomunicación intercelulares y son distribuidos en toda la economía corporal por el sistema circulatorio. Es administrado permanente y constantemente por el sistema nervioso. Los desechos del metabolismo son eliminados por el tubo digestivo en forma de materia fecal, a través del sistema urinario en forma de orina, a través de la piel en forma de sudor.
El cuerpo humano posee 50 a 70 billones de células aproximadamente que trabajan de manera interdependiente. La materia humana vive en un equilibrio biológico. Fuera de sus células posee aproximadamente 200 billones de bacterias y hongos que le ayudan en su equilibrio vital.
Recuperar y mantener este equilibrio es la premisa de la Medicina Integrativa que practicamos en La Veró.
Mediante modernas herramientas de diagnóstico y tratamiento de comparada y comprobada efectividad La Veró se ocupa de reparar las deficiencias y proporcionar salud, atendiendo las necesidades de, por ejemplo, los átomos constitutivos del organismo de forma directa. Se ocupa del ADN y del medioambiente donde se desarrolla.
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