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Medicina Integrativa
Las terapias hidrotermales se recomiendan en pacientes con patologías relacionadas principalmente con el aparato locomotor, como fibromialgia, artritis, esclerosis múltiple, alteraciones de equilibrio, postura y coordinación, atrofia muscular, dolores de espalda, lumbares y cervicales, ciática, fracturas, esguinces, luxaciones, hernias, osteoporosis. Activa la circulación sanguínea, estimula el sistema inmunitario, aporta un gran alivio muscular, apacigua del estrés, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo, favorece la relajación mental, refuerza el tono muscular, mejora el rango de movimiento corporal, disminuye notablemente las contracturas musculares, contribuye a una correcta respiración.
La terapia hidrotermal es un tipo de tratamiento que utiliza el agua para relajar y fortalecer las articulaciones, aliviar posibles dolores, promover el movimiento corporal y atender ciertas sintomatologías de patologías.
Los efectos se consiguen por los estímulos térmicos que se generan en el medio acuático como los cambios de temperatura (calor), el uso de preparaciones que se incorporan en el agua y la presión mecánica en cada una de las extremidades.
Se trata de una terapia que suele indicarse como forma de preparación física o de rehabilitación y recuperación de lesiones y afecciones. Es un tratamiento de larga tradición, ya que se lleva utilizando desde la época en que los griegos aprovechaban las propiedades del agua con fines médicos y espirituales. Desde entonces, la terapia ha ido pasando por varias civilizaciones hasta nuestros días.
Las aguas termales, actúan en nuestro organismo de manera distinta por sus acciones físicas: el calor produce mayor aporte sanguíneo, favoreciendo la oxigenación de los tejidos; la presión rompe el círculo contractura muscular – dolor que afecta al aparato locomotor; y mediante determinados ejercicios en el agua, favorecemos la recuperación de las funciones musculares disminuidas.
Las técnicas de hidroterapia se realizan generalmente de forma personalizada para atender las necesidades físicas y patológicas de cada persona.
En general, las terapias hidrotermales se recomienda en pacientes con patologías relacionadas principalmente con el aparato locomotor, como son las siguientes:
No obstante, cabe tener en cuenta algunas contraindicaciones de la terapia acuática. Y es que su práctica no se recomienda en pacientes en procesos infecciosos, con diabetes avanzada, cardiopatías, incontinencia o con infecciones cutáneas.
Como vemos a continuación, existen diferentes tipos de terapias acuáticas según la necesidad de cada paciente.
Terapia acuática térmica
Alterna la temperatura del agua como fin terapéutico. El agua caliente, por ejemplo, gracias a sus efectos sedantes, se utiliza para favorecer la relajación y actuar sobre dolores leves (efecto analgésico). Mientras que, el agua más fría o templada, estimula la circulación y tiene un efecto más antiinflamatorio.
Hidroterapia mecánica
En este caso, se pueden distinguir cuatro tipos:
Resistencia hidrodinámica: fortalece los músculos.
Técnicas hidrotermales químicas
Es la terapia que incorpora sustancias químicas en el agua para conseguir un objetivo determinado en cada tratamiento.
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